Roberto Avila: “De todas maneras hay un homicidio (en el caso del Presidente Allende)”
Así
lo señaló a este medio Roberto Avila Toledo, abogado querellante en el
proceso por la muerte de Salvador Allende, cuyos restos fueron exhumados
en mayo, en el marco de una investigación abierta para establecer
judicialmente las causas de su muerte. De entre las cuatro querellas
entabladas, el profesional representa al Movimiento Socialista
Allendista.
Hace
pocos días, Avila visitó la región y aprovechó la instancia para
reunirse con este medio, remarcando que este proceso esté lejos de
considerarse agotado o terminado, ya que a la fecha no hay resoluciones
que den por establecido el suicidio del ex Mandatario “como se ha
impuesto mediáticamente por algunos de los medios de comunicación más
influyentes”.
Manifestó
que en este momento hay una serie de diligencias destinadas a acreditar
quiénes fueron los pilotos de los aviones Hawker Hunter que
bombardearon La Moneda: “Hay allí responsabilidades evidentes por el
delito de homicidio u homicidio frustrado respecto del Presidente”.
Por
otro lado, la autopsia que se practicó “no hizo otra cosa que ratificar
la autopsia ilegítima, sobre la cual no había credibilidad ninguna, que
se había practicado en los días siguientes al 11 de septiembre por los
mismos militares responsables de la muerte de Allende”. Esta ha sido
cuestionada en el proceso fundadamente por distintos querellantes.
“Ha
habido informes nuevos como el del doctor (Luis) Ravanal (del Servicio
Médico Legal), que se han acompañado, y no hay ninguna resolución del
ministro Mario Carroza que dé por establecido jurídicamente que el
Presidente Allende se suicidó”, añadió.
Tesis del homicidio
“Pensemos
que de todas maneras hay un homicidio, sea que el Presidente hubiera
puesto fin a su vida por mano propia o que hubiera muerto por la acción
directa de terceros, pues en ambos casos lo determinante para su muerte
no es la voluntad del Presidente Allende, quien no quería morir, él
quería vivir”, expresó Avila.
Para
él, lo determinante en ambos casos es la voluntad homicida de quienes
llevaron adelante el golpe de Estado en Chile, el 11 de septiembre de
1973, y que se grafica en una frase del general Pinochet, que está
grabada y adjuntaron en el proceso: “Ofrézcanle un avión viejo y el
avión luego se cae”, seguida de otra que señala “muerta la perra, se
acaba la leva”.
Para
Avila, esa voluntad homicida es la que lleva al Presidente a la muerte,
“y quienes aún estén en este mundo deben entonces recibir las sanciones
legales del caso, toda vez que esos hechos son claramente delitos de
lesa humanidad y, por lo tanto, son inamnistiables e imprescriptibles”.
La
tesis del homicidio la reforzó con la evidencia de que durante todo el
gobierno de Allende distintos grupos terroristas como Patria y Libertad
buscaron matar al Presidente, incluso con la colaboración de servicios
de inteligencia como el del Ejército argentino y brasileño, cuyos países
vivían y sufrían una dictadura militar: “La voluntad fue siempre matar
al Presidente Allende. Hubo varias operaciones e, incluso, una de ellas
termina con la muerte del comandante en jefe del Ejército, general René
Schneider Chereau. La voluntad fue permanente de matarlo, lo
consiguieron el 11 de septiembre de 1973”.
El otro “11”
Subrayó
que el Presidente Allende no tenía la voluntad de morir, era un hombre
muy vital que hizo todo lo posible por conservar su vida, por conservar
la democracia. “Y aquí hay un símil muy significativo con el 11 de
septiembre de 2001, cuando en Nueva York terroristas atacaron las Torres
Gemelas”, añadió.
El
abogado recordó que aquí se discutió si las personas que se arrojaron
al vacío desde las siniestradas torres se habían suicidado o habían sido
víctimas de homicidio: “Las compañías de seguros naturalmente eran
partidarias del suicidio, lo que las eximía de pagar una indemnización.
La Suprema Corte estableció que esa muerte era un homicidio, porque las
personas no habían tenido la voluntad libre al momento de tomar la
decisión de arrojarse al vacío, sino que simplemente estaban tratando de
evitar una muerte aún más terrible y se estableció que era homicidio”.
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